Somos más fuertes

"No fuimos ni somos víctimas. Somos personas bajo la misma circunstancia adversa. Y tanto juntos como separados, somos más fuertes que el bullying".

La chica de la boca cerrada

Mi primer día de colegio fue una mierda del tamaño del Everest. Lloraba desesperadamente porque quería volver a casa. El profesor, en lugar de intentar tranquilizarme suavemente, como remedio para calmar mis gritos y lloradera, les dijo a todos los demás niños que se pusieran a gritarme, para que me callara. Y lo consiguió, porque a raíz de ese shock sufrí mutismo.  Y aquí fue el principio de lo que sería mi infierno en los próximos años.

Nadie quería relacionarse conmigo en los patios, asique me pase la enorme mayoría de los recreos sola, era si tuviera la peste bubónica. Más adelante, hice una amiga, una niña a la que marginaban supuestamente porque olía mal. Me acompañó en los recreos, pero tiempo después se fue del colegio y volví a la soledad.Me animaron a relacionarme con los demás, pero era incapaz de hablares, quería pero no podía. Por eso, me bautizaron como "la muda". 

En primaria la cosa siguió igual. Quería tener amigos, pero para poder estar con ellos, tenía que seguirles, es decir, ir detrás de ellos, como un perro que va detrás de su dueño. Algunos me dejaban jugar y otros se escabullían para que no les siguiera y deshacerse de mí. En sintesis, la mayoria se burlaba de mi y me excluían, y con los que podía haber hecho amistad la cosa no cuajo por mi incapacidad de hablar. Era muy frustrante. 

Un día llegaron a escupirme en la espalda. Por primera vez lo dije a la profesora pero al “chivarme” los demás compañeros me fustigaron todavía más. Para colmo, la profesora no hizo nada a respecto y creía más en la inocencia del acusado.

¿Dije que el colegio habia sido una mierda, verdad? ¡Pues el Instituto fue una combinación de diarrea, vomito y sangre. Ya os podréis imaginar… 

El primer año la chica con la que me juntaba, en cuanto encontró a otra amiguita, me dijo que buscara amigas por mi cuenta, y empezó a darme de lado. Con las que me relacioné el resto de ese curso fue porque se solidarizaron conmigo por no tener amigas, pero fue muy triste porque sentía que lo hacían por lástima y porque esa pelleja les caía mal.

El curso siguiente, hice amitad con dos chicas de otro curso y fueron momentos maravillosos. ¡Después de tanta oscuridad, por fin veía el sol!, ¡Por fin sabía lo que era la amistad de verdad, sin personas interesadas, ni falsas y sin tener que ir detrás de nadie! Con ellas me solté, hablaba sin miedos en los recreos y nos la pasabamos de cachondeo. Pero luego tocaba el timbre para regresar a clase y volvía a la oscuridad.

A los 15, un miserable que se enteró que me gustaba (en ese momento no llevaba gafas ¬¬), me empezó a gritar engendro en cuanto me veía. Fijaros si era cobarde y carroñero que nunca me insultó cara a cara, siempre lo hacía desde la distancia, y siempre con sus amiguitos de coro. Masacró mi autoestima y desde entonces arrastré la idea de que daba asco y jamás nadie se fijaría en mí.

Por otro lado, ese mismo curso, en clase una que me conocía desde el colegio siempre me hacia la vida imposible. Un día en el gimnasio, dentro del vestuario, entré al baño a cambiarme de camiseta. Esta cosa y dos compañeras más, intentaron forcejearme la puerta para abrirla mientras yo estaba dentro. Empezaron a dar golpes y hacer fuerza, pero yo (a pesar del miedo y poniéndome la camiseta como pude) hice presión para que no consiguieran abrirla. Una vez puesta la camiseta, me puse la mochila y salí corriendo despavorida a contarles lo sucedido a dos compañeras de clase (las únicas que eran buenas personas conmigo). No podía ni hablar del susto, tartamudeaba y sufrí una leve taquicardía. Cuando consiguieron tranquilizarme, les expliqué en medio de lágrimas lo sucedido. Me aconsejaron hablar con el director. Pero no me atreví. Ya había vivido en el Colegio lo que era que te maltrataran por chivata. Y ahora mi miedo era mayor. Ningún recodo del Instituto era seguro y era un verdadero calvario ir a clase todos los días. Perdí la fe en la vida y llegue a odiar al mundo... 

En 1º bachiller me escribieron una carta falsa de un supuesto admirador para burlarse de mi mutismo, con frases constantes haciendo alusión a mi voz. El siguiente año, las cosas fueron igual o peor. Por asuntos personales, mis notas empezaron a caer en picado y abandoné el curso. Si bien es cierto que el acoso influyó un poco en el abandono no fue el motivo principal.

Al curso siguiente, volví y repetí. Entonces las cosas empezaron a ir bien, recuperé mis ganas de estudiar y volví a sacar notazas. El curso fue tranquilo, pues durante el mismo nadie me hizo ninguna grosería. Igual por detrás me ponían verde, ni lo sé ni me importa… pero al menos no sufrí acoso escolar el último año de Instituto. Y después accedí a la Universidad, donde todo ha sido paz y gloria, aunque es dificil olvidar las secuelas que te deja el Bullying, pero debemos transcender esas heridas y seguir hacia delante :)

Hoy, la chica de la boca cerrada, la muda, la zombie, la momia, la etc.. ya no volverá a callarse más. Que me oigan bien fuerte: JAMAS PODRAN APAGAR MI LUZ, porque  aprendí a brillar en la oscuridad, y le pese a quien le pese, no dejaré de brillar!! :D 
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CONCLUSIÓN: Mi consejo para aquellos que sufrís o habéis sufrido acoso… no permitais que el daño sufrido os quite las ganas de vivir ni la sonrisa, pues ellos quieren llenar de estiércol las estrellas porque saben que nunca las podrán alcanzar  ;)

Autor/a: Anónimo

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